El culto a la Santa Muerte ya es un fenómeno social que espera ser estudiado a profundidad. La creciente devoción se ha nutrido de un vastísimo sincretismo religioso mexicano que entreteje las raíces prehispánicas con el catolicismo barroco español y trazos de santería.
La identidad de la Santa Muerte es heterogénea y ambigua porque esta deidad refleja y es expresión de sectores excluidos por la sociedad como es el mundo de la economía informal. Particularmente en los últimos 15 años se ha generado una multiplicación de centros de veneración, casas y templos improvisados y, sobre todo, alto consumo de artículos relacionados con imágenes, fetiches y representaciones que se venden en mercados populares donde se pueden comprar yerbas, veladoras y artículos religiosos para combatir el "mal de ojo" y brujerías inimaginables.
Homero Aridjis destaca en su novela más reciente, La Santa Muerte, que en ella se evidencian los dos Méxicos que concurren ante el fenómeno: "El de la gente que pide favores o milagros para tener trabajo, salud o comida, y el de los hombres del poder económico, político o criminal, quienes curiosamente le solicitan venganzas o muertes".
Es irónico llamarla “Santa” a La Santa Muerte, porque de SANTA no tiene nada, la Biblia nos dice que la paga del pecado es muerte y que Jesucristo vino para darnos VIDA.
La muerte es el resultado de un alejamiento de Dios por nuestros pecados y maldades, además en el sentido estricto de la palabra “Santo o Santa” es aquella persona que ha sido “Separada” para uso exclusivo de Dios, no para un sincretismo plagado de brujería, hechicería, y esoterismo.
Existen muchos “santos” a los que se veneran en México, y cosa curiosa estos ídolos piden algo a cambio por ejemplo a uno le tienes que llevar juguetes, a otro hay que complacerlo yendo a bailar a cierto lugar y la santa muerte también tiene sus requerimientos, sino no se le cumple, aunque lo nieguen algunos de sus seguidores habrá consecuencias, porque como dice el eslogan de la nueva película de Paco del Toro, que es la pura verdad TODO FAVOR TIENE UN PRECIO.
No se equivoque Jesucristo venció a la muerte, y es dador de VIDA para todo aquel que pone su fe en El y la muerte es la ausencia de Dios y de santa no tiene nada.